El 25 de mayo de 2005 se dieron cita el Milan y el Liverpool en una de las finales mas emocionantes de la historia del fútbol. Disputada en Estambul, se trataba de la final de la Champions League y decidía al campeón anual europeo. El partido estuvo controlado en la primera mitad por el conjunto italiano. Antes del descanso ya ganaba 3-0 y parecía que la final ya estaba sentenciada. En los vestuarios, durante el descanso, Rafa Benitez arengó a sus jugadores pidiéndoles que lo hiciesen por esa afición tan maravillosa que tenían, que podían ganar si ellos querían, que la clave era marcar un gol pronto. Fue entonces cuando el Liverpool salió a por todas y en cinco minutos consiguió empatar el partido. Tras la prórroga, la final debía decidirse por penaltis y fue entonces cuando apareció la imagen del polaco Jerzy Dudek, meta del Liverpool que consiguió atajar varios penaltis e hizo que la Copa quedara en manos de los reds.
Esta es la crónica que el Mundo Deportivo publicaba al día siguiente:
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